La vida es como el fruto japonés Kumkuat, una especie de mini naranja de unos dos centímetros que al comértela con piel es dulce, pero si sólo te comes su interior es amargo.
Así es la vida, por fuera dulce y por dentro amarga. Nos se puede ser feliz por fuera sino vivimos los momentos amargos del interior.
La vida es como un camino llano, recto que en momentos se convierte en un camino con piedras, obstáculos, vaivenes entre otras cosas... hay tanto por conocer, tantos caminos por andar, tantas cosas que conjurar.
Aprender que en el dolor nos haremos mas fuerte.
La vida es una escuela y todo lo que nos sucede no son más que lecciones que nos traen un gran aprendizaje, a veces este aprendizaje llega a base de golpes duros.
Al vivir la vida tenemos buenos y malos momentos, sonrisas y lágrimas, alegrías y tristezas, pero cuando la vida te golpea de esa manera que duele de tal firma que te sientes todo descoyuntado, en ese momento, es cuando tienes que elegir entre dos opciones: puedes levantarte y preguntarte ¿qué he aprendido de esto? volverte más fuerte y seguir adelante con tus cicatrices o puedes quedarte en el suelo y lamentarte hasta el fin de tus días.
Vivir la Vida... No olvidando jamas que el amor es una constante, que jamas ha tenido un nombre ni un cuerpo, vive en nosotros.
La vida en este mundo es solamente temporal... Sin embargo, muchos se empeñan en vivirla como si fueran a quedarse aquí eternamente y se olvidan de ser felices.
Vivir la Vida. Sí debemos vivirla aprovechando cada día como si fuera el ultimo pero dejando que Dios sea quien guíe nuestro caminar en esta vida sin importarnos lo que pueda haber delante, porque por su ¡gracia! somos salvos. Sí, nuestra vida tiene un valor especial porque se pago con la sangre de su hijo Jesús que murió en la cruz pero que resucito para vida y vida eterna.
