© Jaume Ferrer – [ 25
de Agosto de 2015 | 23:43 horas]
"Hijitos, vosotros sois de Dios, y
los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en
el mundo". (1ª Juan 4:4)
Cuando
tenis 18 años a punto de ir al servicio militar mi padre que trabajaba con mis
tíos en la pesca me enroló en la barca hasta que fuese llamado por la Armada Española.
Me
encontraba aprendiendo por primera vez a navegar con las manos agarradas al timón de la embarcación y mi
padre indicándome que mantuviera firme la caña (timón) y la vista en el horizonte
y en la brújula que me marcaba el rumbo.
Pero
para mí siempre era un reto todas las adversidades; buscaba el romper las olas
y adentrarme mar abierta. Pero tan pronto como yo veía aproximarse cualquier
formación de nubes, o en el instante en que el viento parecía intensificarse,
llamaba a mi padre que contaba con una gran experiencia en enfrentarse a las
adversidades del mar.
Había
estado pescando en Argelia, y en tres ocasiones durante fuertes temporales de
mar había caído y por unos largos minutos estuvo perdido en medio del mar hasta
ser rescatado.
Cuando
salíamos a pescar y mi padre era quien llevaba el timón, el mando de la
navegación y aunque apereciesen formaciones de nubes y marejada, yo ¡me sentía
tranquilo! a pesar de los fuertes vientos y las enormes olas. Sabia que él era
un veterano, y yo confiaba en que podría controlar cualquier cosa que el mar
nos lanzara. ¡Todo cambiaba cuando papá estaba llevando el timón y enfrentando
las adversidades del mar!.
En
la vida siempre se nos presentará retos y desafíos. Se nos presentarán
formaciones de nubes, viento que levantara marejada o tormenta. Continuamente
nos estaremos enfrentando a diferentes circunstancias y adversidades.
Pero
lo más emocionante de esta aventura llamada vida, es que ¡todo cambia cuando
nuestro amado Padre Dios está abordo!, cuando Él lleva el timón y es quien controla
el rumbo.
Por
tanto, dejémosle el control de nuestra barca, confiados de que Él nos llevará
seguros a nuestro destino, a un puerto con aguas calmadas y donde podernos resguardar y descansar.

