Hoy
me he despertado con las fuerzas y los ánimos decaídos. Sinceramente, muy
decaídos. Llevo un tiempo esperando respuestas y el silencio es lo único que me
acompaña. Al menos ese es mi parecer… Pero lo cierto es que tras leer en
Santiago 1:17, “Todo lo bueno y perfecto
que se nos da, viene de arriba, de Dios, que creó los astros del cielo. Dios es
siempre el mismo: en Él no hay variaciones ni oscurecimientos”; me he dado
cuenta que pese a estar atravesando el desierto, soy muy afortunado porque he
recibido y recibo muchos regalos de lo alto. Por ello me he puesto delante de
la pantalla para escribir lo que ha sido y es mi vida en estos últimos tiempos.
Mi peregrinaje comenzó un 4 de mayo de 2008 en medio de las dificultades matrimoniales, la separación y el divorcio. Lo cierto que durante todo este tiempo hasta llegar el momento actual ha sido difícil ver los regalos de Dios en estas pruebas. He de confesar que para mí el divorcio ha sido mi peor pesadilla, el problema más grande y grave al que me he enfrentado en mis más de 40 años de vida.
Mi peregrinaje comenzó un 4 de mayo de 2008 en medio de las dificultades matrimoniales, la separación y el divorcio. Lo cierto que durante todo este tiempo hasta llegar el momento actual ha sido difícil ver los regalos de Dios en estas pruebas. He de confesar que para mí el divorcio ha sido mi peor pesadilla, el problema más grande y grave al que me he enfrentado en mis más de 40 años de vida.
Nací
en el seno de una familia cristiana donde mi padre y mis abuelos paternos eran
evangélicos. A los 11 años di público testimonio de fe y aceptar a Jesús como
mi salvador personal, a los 14 me bautizaba. Según fui creciendo pensaba que
era un cristiano comprometido ya que estaba en las actividades de los jóvenes
de mi iglesia: coro, teatro, campañas de evangelización, entre otras
actividades. También tuve mis luchas espirituales, especialmente cuando inicie
mi noviazgo con la mujer que después sería mi esposa por 14 años.
Hoy
tras lo vivido en los últimos tiempos puedo decir que no estaba tan
comprometido con el Señor como yo creía, era más un cristiano tibio que al
dejarse deslumbrar por las luces de neón del mundo y ver la paja en ojo ajeno
me alejé del Señor. Quise derrochar la herencia que Dios me había otorgado.
Pasaron
los años, Dios me bendijo con un precioso hijo, y llegó un momento en mi vida en
el que debía tomar una decisión en firme. Debía comprometerme de verdad. Ese
momento llego cuando un buen día después de trabajar me encontraba dentro de mi
coche a punto de irme para casa. Tras realizar un rápido y breve inventario de
mi vida, mejor dicho de mis últimos 10 años, me di cuenta que Dios había estado
bendiciéndome en todo momento (desde que nací), pero yo cada vez me había
alejado más de Él.
Como
fruto de ese alejamiento estaba mi gran soberbia, egoísmo, crítica, ira, falta
de amor al prójimo entre otras cosas como el gran apego a las cosas materiales.
Con lagrimas en los ojos “Clamé a Dios” que cambiara mi vida, que le diera “un
sentido un orden”, y sobre todo que mi hijo tenía que conocer a Dios y poder
decidir en un futuro si quería ser salvo o no.
Paso
el tiempo de aquel momento de reflexión. Yo continué con mi vida habitual de
los últimos años pero una buena mañana de primeros de mayo todo Explotó frente
a mí. El mundo de vanidad en el que vivía se desmoronó. He de confesar que en
ese momento Yo No Busque a Dios, fue Dios quien Vino a Buscarme. Aunque yo di
el paso de clamar a Dios, Él era quien me estaba llamando. Él me estaba
diciendo “coge mi mano, sígueme Yo Te Amo”.
Ese
día, la que era mi compañera de viaje por esta vida, mi esposa me decía que
quería divorciarse. Yo me quede sin palabras. Pasados unos minutos y estando en
la soledad de mi despacho mande un SMS a mi amigo Daniel pidiendo que orase por
mí. Después me postre delante de DIOS, le clame, le pedí perdón por haber
pecado, aún sigo pidiéndole que me perdone por ser un pecador.
Sinceramente
las horas, los días, las semanas y los meses en aquellos momentos fueron
transcurriendo lentos, con dolor, amargura y muchas lágrimas. Me hacía muchas
preguntas. Algunas respuestas fueron muy preciosas ya que me reencontré con una
iglesia que me volvió ha acoger como el padre y la madre acogen a su hijo
perdido. ¡GRACIAS! le doy a esa gran familia, mi iglesia, por abrazarme con su
amor. Unos pastores que me aconsejaron para poner orden a mi vida espiritual y
personal. Y unas amistades que nunca se fueron, siempre estuvieron ahí entregándome
su amor incondicional.
Hoy
al reflexionar sobre todo lo que me ha ocurrido en estos más de tres años de
peregrinaje por el desierto y pese a que los problemas siguen ahí, he de
reconocer y confesar que Dios usó la desintegración de mi familia como el
catalizador para acércame a Él. Y no solo eso, sino que también ha servido para
que mi hijo Pau que No conocía al Señor, hoy lo conoce, sabe de su Amor y se
por Fe que Dios tiene un gran Plan previsto para Pau, como también lo tiene
para mí.
Sinceramente Yo estaba hundido y desconcertado, sin ningún lugar a la vista, excepto el Señor y en la Oración. Él amablemente escuchó mi oración y me ha apoyado a través de todo este tiempo. Dios me ha enseñado muchas cosas, me está moldeando y dando más fuerza a mí Fe.
Este es un período de preparación para lo que vendrá, pero he de reconocer que con mi divorcio he roto las cadenas que me habían esclavizado al mundo: esposa, personas, trabajo, dinero, posición, poder, entre otras cosas. ¡Hoy soy libre! porque Jesús me ha liberado. Se que mi carrera de fondo aún no ha terminado, en el camino encontraré obstáculos, también habrá oasis… Pero se que en todo ese caminar DIOS estará y está conmigo.
Sinceramente Yo estaba hundido y desconcertado, sin ningún lugar a la vista, excepto el Señor y en la Oración. Él amablemente escuchó mi oración y me ha apoyado a través de todo este tiempo. Dios me ha enseñado muchas cosas, me está moldeando y dando más fuerza a mí Fe.
Este es un período de preparación para lo que vendrá, pero he de reconocer que con mi divorcio he roto las cadenas que me habían esclavizado al mundo: esposa, personas, trabajo, dinero, posición, poder, entre otras cosas. ¡Hoy soy libre! porque Jesús me ha liberado. Se que mi carrera de fondo aún no ha terminado, en el camino encontraré obstáculos, también habrá oasis… Pero se que en todo ese caminar DIOS estará y está conmigo.
Dios
me dio un regalo en la separación. Me enseñó que todo lo que realmente se
necesita en la vida es a Él. En su misericordia, Él me preparó para la vida sin
mi esposa. Me enseña día a día a ser padre. Él ha utilizado mi experiencia para
que pueda ayudar a otros ha hacer frente a situaciones similares. Es difícil
ver la mano de Dios en medio de la angustia, pero Él está trabajando por el
bien de sus amados hijos, la vida eterna a través del sacrificio de salvación
de su hijo.
“En mi angustia invoqué al
SEÑOR, y clamé a mi DIOS; desde su templo oyó mi voz, y mi clamor delante de Él
llegó a sus oídos”. (Salmo
18:06)
Al
preguntarme ¿qué hacer con mi vida? cuando Dios me pide que sea más dependiente
de Él, o ¿qué áreas de mi vida necesito rendir más plenamente a Dios?; de nuevo
la respuesta fue y es que Dios puede usar incluso las cosas malas que me
ocurren para mi bien último.
“Ahora bien, sabemos que Dios
dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman, es decir, de los que
él ha llamado de acuerdo a su propósito”. (Romanos 8:28)
Hoy
un día más, ante mi debilidad, le pido a Dios que derrame su gracia infinita
sobre mí. Busco la voluntad de Dios en las pruebas que tengo que afrontar.
Obedientemente rindo mi vida y todas mis preocupaciones a Su cuidado amoroso.
Soy
consciente que no es fácil. Satanás está ahí intentando hacer que los pájaros
del miedo, el desanimo, el engaño, la carne, la mentira, el orgullo y la
soberbia, entre otros aniden en nuestra mente. ¡No hay que permitirlo!... Por
eso busco en la palabra de Dios que me dice:
“Decid a los de corazón tímido:
Esforzaos, no temáis. He aquí, vuestro Dios viene con venganza; la retribución
vendrá de Dios mismo, más Él os salvará. Entonces se abrirán los ojos de los
ciegos, y los oídos de los sordos se destaparán”. (Isaías 35:3-5)
Este
es breve resumen y humilde testimonio de alguien que sigue andando por el
camino estrecho. Un camino que según se anda se aprende ha Amar a Dios,
Depender de Él, Contentarse con lo que se tiene y Esperar en Él para que cuando
se llegue a la meta poder decirle CARA A CARA, ¡Gracias Padre por perdonarme y
salvarme!. No me lo merezco, pero por la gracia de tu hijo Jesús hoy soy Salvo
y estoy ante ti. TE AMO DIOS MIO!!!. © [Jaume Ferrer]

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