viernes, 17 de julio de 2015

LO QUE APRENDÍ



[© Jaume Ferrer - 17.Jul.2015 | 20:43 horas]

Hace un tiempo alguien me aconsejo que estaría muy bien para mi que hiciera inventario de mi vida. Que me sorprendería y seria muy beneficioso para mi crecimiento emocional, personal y sobre todo espiritual. Y lo hice. Anote todo para que se quedara plasmado para que no se desvaneciera como la niebla.

Hace unos días saque esa vieja libreta en la que llevo tiempo anotándolo todo y que con el tiempo ha engordado por cada una de las anotaciones escritas. 
Me puse a leer y de repente me encontré con ese inventario que me llevo a que de nuevo hiciera balance de mi vida e ir ampliando detalles. Ha sido muy enriquecedor, aconsejo que lo hagas.

De vuelta a escribir me encontré que en mi caminar en esta vida he aprendido muchas cosas.

A los cuatro meses de nacer aprendí lo importante que es la vida, pues la perdía por minutos.

A los 2 años, aprendí que los milagros existen y que la fe en Dios puede mover montañas, incluso devolver la vida.
A los 4 años aprendí lo interesante que puede ser ir al colegio y aprender al tiempo que juegas.
A los 5 años, aprendí que mi profesión seria la comunicación, sobre todo el trabajar en la radio. 
A los 6 años, aprendí que la enfermedad es una compañera de viaje que si la sabes llevar y pones tu fe en Dios, no es tan dolorosa y molesta.
A los 7 años, aprendí lo confortante que se siente un abrazo de papá o mamá cuando te quedas solo en una habitación de hospital por muchos días.

A los 10 años, aprendí que era posible amar a una hermana a la que nunca he llegado a conocer.
A los 11 años, aprendí que no había que discriminar a nadie por el color de la piel, por su cultura o por sus creencias diferentes, a pesar que sufrí en mis carnes castigos todos los días por no saber el Ave María y el Cara al Sol.
A los 12 años, aprendí que, si tenía problemas en la escuela, los tenía más grandes en casa.
A los 13 años, aprendí una vez más que los milagros existen, que la Fe en Dios de nuevo me volvió a dar una nueva oportunidad para vivir porque Él tiene un plan para mi vida.

A los 14 años, aprendí que cuando mi cuarto quedaba del modo que yo quería; mi madre me mandaba a ordenarlo.
A los 15 años, aprendí que podía enamorarme de alguien más joven que yo, y lo deje pasar esperando para un futuro que ya no pudo ser.
A los 16 años, aprendí el valor que tiene la palabra amistad. 
A los 17 años, que los problemas hay que enfrentarlos cara a cara y no escondiendo la cabeza como las avestruces.

A los 18 años, aprendí que no valía la pena discutir que yo tenía potencial aunque siempre hubiera alguien que intentase intoxicar mi autoestima. 
A los 19 años, aprendí que si encuentras a la mujer adecuada te puede enseñar a amar, aunque después en el futuro te de la patada.

A los 20 años, aprendí que los grandes problemas siempre empiezan pequeños.
A los 21 años, aprendí que un libro puede llegar a ser una buena compañía.


A los 22 años, aprendí que los objetivos, metas y sueños si los persigues se hace realidad.

A los 23 años, aprendí lo que es que traicionen la lealtad y el dolor que causa.
A los 25 años, aprendí que aunque me quería comer el mundo aun me faltaba mucha experiencia.
A los 27 años, aprendí que él objetivo obtenido no era la meta soñada.
A los 28 años, aprendí que se puede hacer, en un instante, algo que te va a hacer doler la cabeza la vida entera.
A los 30 años, aprendí que se necesita mucho amor, paciencia y sabiduría para vivir con alguien.


A los 32 años, me di cuenta que no éramos dos, sino uno para lo bueno y lo malo, aunque años después todo eso se lo llevo una ligera brisa de principios de mayo con el amargo sabor de la traición.

A los 34 años, aprendí que no se cometen muchos errores con la boca cerrada.
A los 35 años, aprendí que puedes deprimirte como cuando tenias 17 años y eso no esta mal. solo significa que estas empezando a pensar en ti mismo.
A los 37 años, aprendí lo maravilloso que es ser padre y me empecé a dar cuenta de lo que eso significa y la responsabilidad que conlleva.


A los 40 años, aprendí que, si estás llevando una vida sin fracasos, no estás corriendo los suficientes riesgos.
A los 45 años, aprendí que, la traición existe y duele mucho cuando viene de parte de la persona a la que has amado mucho.
A los 46 años, aprendí que mi hermana era mi mejor confidente.
También aprendí que los verdaderos amig@s aunque llevemos tiempo sin vernos y estar juntos, en la necesidad y en momentos de problemas están ahí para apoyar.

Luego, al pasar de los años aprendí.

Que puedes hacer a alguien disfrutar el día con solo una sonrisa y un pequeño detalle que casi siempre no cuesta nada.
Que niños y abuelos son aliados naturales.
Que ver una buena película junto a mi hijo puede darme una tarde agradable.
Que aprender a aceptarme como soy me puede ayudar a no sentirme tan solo.


Que es absolutamente imposible tomar vacaciones sin engordar unos kilos.
Que no puedo cambiar lo que pasó pero puedo dejarlo atrás.
Que las cosas que te pasan y que te duelen siempre te dejan una enseñanza y esta en ti aprender de ella.
Que nunca es tarde para decir lo siento, pedir perdón y perdonar.
Que puede doler pero sé que después me voy a sentir mejor


Que nunca es tarde para decir la verdad, por mas dura que esta sea.

Que pedir ayuda puede dar mucha vergüenza y miedo, pero que a veces es necesario y hay que sacar fuerzas y valor para hacerlo.
Que la mayoría de las cosas por las cuales me he preocupado nunca suceden.
Que esperar a los hijos despierto cuando salen de noche no va a hacer que lleguen mas temprano.
Que si esperas a jubilarte para disfrutar de la vida, esperas demasiado tiempo.
Que nunca se debe ir a la cama sin resolver una discusión.


Que me hubiera gustado tener la experiencia que tengo ahora cuando era mas joven, seguramente no habría dejado pasar muchas oportunidades.
Y que ahora entiendo que eso es imposible y que solo me queda aplicar mis experiencias y no perder la oportunidad de encontrar a un amig@.
Que si las cosas van mal, yo no tengo por qué ir con ellas.


Aprendí que envejecer es importante.
Aprendí que amé pero menos de lo que hubiera debido.
Y hoy... me doy cuenta que todavía;
Tengo mucho por aprender, y que no importa la edad que tengas, aun estás a tiempo de cambiar las cosas y ser feliz.
Que lo fácil ya lo hice, lo difícil lo estoy haciendo... Y lo imposible tardaré, pero lo conseguiré. 
Que se llega a un punto de la vida en el que ya no se necesita impresionar a nadie. Que uno es como es, sin que importe lo que los demás piensen de uno.

He aprendido que no necesito disfraces, no necesito engañar no fingir. Porque puedo ser quien soy en realidad.
No necesito hacer reír o hacer creer que nunca lloro. No necesito ser siempre fuerte, ni ser siempre agradable.
No necesito ser igual que nadie, y sobre todo me acepto tal y como soy, con mis defectos, pero también con mis virtudes. 

1 comentario:

  1. Hola Jaume... Me identifico con todo lo que escribes... Recuerda que tienes un amigo, cerca o lejos físicamente, pero un amigo de siempre que te esta echando de menos ahora que llevamos algún tiempo sin vernos ni tomar esa cervecita juntos... Te quiero mucho... Cuídate...

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