Uff,
como hemos cambiado. Que lejos ha quedado aquel tiempo, los años en los que tu
y yo tantos sueños queríamos cumplir. Muchos se hicieron realidad, otros se
quedaron en el camino. Como pasa el tiempo, parece que fue ayer cuando mis
ilusiones se despertaron por primera vez, cuando descubrí que cada día había un
motivo para despertar y ser feliz. Cada momento era único y especial y no había
ni un segundo que desperdiciar. De veras, uno no se da cuenta pero el tiempo
pasa.
Últimamente
estoy muy reflexivo y se que el ser humano cambia constantemente bien o mal. Cómo
pasa el tiempo y, mientras escucho las mismas canciones, busco en ellas restos
de recuerdos que, por más esfuerzo que haga, sé que ya no están.
Cómo
cambian las personas. Más bien, cuánto cambian las personas. Cuántas de las que
antes te buscaban pidiendo ayuda pasan ahora de largo sin siquiera saludarte, y
cuántas otras te saludan con indiferencia. Cuántas se fueron de viaje y se
despidieron de ti sin saber que se iban para toda la vida. De cuántas no te
despediste porque pensaste verlas al día siguiente; porque creíste en segundas
oportunidades.
Cuántos
estúpidos enojos y tontos resentimientos acumulados que solo te volvieron más
desconfiado y hermético. Peleas sin razón y razones que han perdido fuerza para
seguir peleando. Cuántas conversaciones pendientes. Cuántos fantasmas que
vienen a tu mente y que tratas de evitar. Cuántos abrazos que no diste y
cuántos besos. Cuántos pensamientos repetidos que no llegan a ningún término. Uff,
cómo pasa el tiempo, como hemos cambiado.
[©
Jaume Ferrer | Miércoles, 29 mayo 2013 – 12:30 H]


