Ha sido una semana difícil. A un buen amigo de nuevo casi lo desahucian, finalmente Dios ha querido darle un par de meses más ahí en esa casa, pero mi amigo no esta bien. Noto como se le van sumando las cargas, no hace caso a los consejos de aquellos que lo aprecian y esta actuando y tomando una serie de decisiones que no las ha consultado con el Señor.
Por otra parte yo me enfrento a mis luchas y fantasmas. No es que sean grandes, ni pequeños, pero están ahí, me duelen, me desgastan y no me dejan avanzar como debería.
Una casa, estar más con mi hijo, que el trabajo este un poco mejor remunerado... Estos son esos pequeños obstáculos de la vida, pero con la ayuda de Dios seguimos caminando.
El jueves no pude asistir a la reunión de la Barca, tuve que cubrir la noticia del Día de Europa en una población vecina a Dénia que esta a unos 23 kilómetros y que concentró a unas 800 personas llegadas de todos los rincones de la Comunidad Valenciana y militantes del Partido Popular para conmemorar la fecha.
Para desplazarme hasta allí y volver de nuevo a casa tuve que coger mi coche.
Cuando voy en el coche generalmente escucho la radio, pero como había estado tan ocupado y muy especialmente este jueves, había tenido muy poco tiempo a solas con Dios. Decidí orar y meditar mientras conducía.
Primero le pedí a Dios protección en el camino, que me ayudara en el trabajo que iba a realizar. Le di gracias a Dios por su presencia conmigo y seguí conduciendo en silencio pero con mis pensamientos puestos en como mi vida había cambiado en los últimos cinco años.
Realice el trabajo. El Señor me ayudo mucho, ya que todo y dominar la materia, me sentía oxidado, mi autoestima estaba baja.
Cuando me preparaba para regresar a casa, automáticamente quise encender la radio. Pero cambié de opinión. ¿Por qué no seguir disfrutando de mi diálogo con Dios?. Antes, eso si, llame a mi amigo para saber cómo se encontraba y cómo estaba de ánimos. Después de eso, puse en marcha el coche y tranquilamente regresé orando y meditando en el Señor. Una vez en casa, todo y sentirme cansado del devenir del día, sentí que mis fuerzas estaban renovadas.
Pido a Dios que me perdone, sobre todo cuando le excluyo de mi agitada vida. Señor, llámame hacia ti cuando me aleje. Amén.
"Escucha, [Dios], mis palabras; considera mi gemir". (Salmo 5:1 / RVR)
(c) Jaume Ferrer | 11 may 2013 - 08:30hrs.

No hay comentarios:
Publicar un comentario